Editorial “Frecuencia Vital”     Arturo Rojas deja su impronta en el CGPQ

  El propio presidente del Ente portuario ha manifestado que son los últimos meses de su gestión al frente del mismo. Los hombres pasan, pero las obras quedan, se dijo alguna vez, y este parece ser uno de esos casos. Se está llevando adelante una colorida puesta en valor de un espacio turístico, gastronómico, comercial y cultural, en un lugar privilegiado, adyacente a la escollera sur.

    Seguramente será un atractivo paseo para nosotros y también para los turistas que nos visiten. Pero es de destacar la sucesión prácticamente ininterrumpida de obras, durante este tiempo, que en muchos casos tiene que ver con el desarrollo estratégico de la estación marítima: mantenimiento y profundización del calado con dragas de última generación a nivel mundial, nuevos muelles, inversión privada importante (Sitio 0, Terminal Quequen, Pier 12, ACA) que es la señal inequívoca de confianza en el rumbo que se transita. Es de destacar que cientos de puestos de trabajo se generaron en este proceso.

   Es una buena época para los sectores ligados a la cadena agroexportadora, y es el trabajo del CGPQ generar confianza y certidumbre para estimular el círculo virtuoso que constituye inversión-disminución de costos – ampliación del hinterland. Se ha avanzado en ese camino.

 También existe un anhelo histórico, que a su vez constituye un desafío; que el puerto desarrolle una zona industrial a partir de transformar nuestra materia prima en productos manufacturados, para generar más riqueza y trabajo.

  Seguramente falta mucho, pero se dio un gran primer paso: la nueva área de logística donde por ahora transitan exclusivamente los aerogeneradores. Pero podemos soñar con contenedores, que representen nuevas inversiones, más oportunidades, progreso, y la esperanza de un futuro mejor para todos.

  Vendrán otras etapas con otros protagonistas. Ojala nuestro puerto se consolide como aquel “motor del desarrollo” que imaginamos desde hace décadas.