Marcos Peña, María Eugenia Vidal, Horacio Rodríguez Larreta y Diego Santilli pasaron antes por el camarín para saludarla y sacarse la foto de rigor, pero solo el jefe de ministros se quedó al stand up, como lo definieron en la propia Coalición Cívica, de poco más de una hora.
"Ya estamos para salir por los pueblos", se divertía un legislador mientras abandonaba el auditorio y Elisa Carrió aún se encontraba arriba del escenario.
Sentado en primera fila, en el centro de la platea y rodeado de dirigentes y diputados de la coalición de gobierno, en su mayoría del PRO y la CC, Peña fue testigo del monólogo de la diputada en el marco de la presentación de su libro Vida, en el complejo teatral San Martín de la calle Corrientes.
Y frente al mayor estratega electoral del Gobierno, que presenciaba atento pero atónito el espectáculo, Carrió redobló la apuesta: "De lo que estoy segura es que ganamos por paliza en octubre", resaltó la líder de la Coalición Cívica, a pesar de que su pronóstico no figura en ninguna de las hipótesis que se barajan en la Casa Rosada.
"La elección de octubre se gana. Yo estoy jugando para adelante. El tema es de qué manera este pueblo entiende que esta es la única salida, pero que hay que corregir muchos errores. Eso va a pasar de agosto a octubre. Esto es una encuesta nacional, no nos viene mal que nos vaya tan bien, porque si no se agrandan. Lo peor que le puede pasar a la política es la vanidad, pero de
lo que estoy segura es que ganamos por paliza en octubre. Los pueblos no se suicidan", analizó, provocadora, Carrió.
"¿Cuál es el problema nuestro argentino, que yo lo planteo en varios libros?
La ansiedad. Y ahora que andan todos esos adictos al WhatsApp. Yo los eché de la mesa…", se divirtió sentada arriba del escenario mientras mencionaba a algunos de sus colaboradores y el público, mayoría de la tercera edad, estallaba en carcajadas.
La presencia de Peña no fue casual porque desde hace rato que la diputada y el jefe de Gabinete estrecharon un sólido vínculo del que ambos sacan su tajada y en el que la socia fundadora de Cambiemos se sintió cómoda desde el segundo semestre del año pasado frente a la llamada "ala política", que detesta y que esta vez se privó de criticar.
"Lilita", de hecho, recordó entre anécdotas desopilantes de su vida y su trayectoria política, flanqueada por los periodistas Joaquín Morales Solá e Ignacio Zuleta, que había hablado con el jefe de ministros antes de Pentecostés -aseguró que Mauricio Macri "no sabía lo que era Pentecostés"- sobre la elección del candidato a vicepresidente, segundos antes de dedicarle un buen pasaje de su monólogo a Miguel Ángel Pichetto, con quien dijo que sacó "las mejores leyes". "Cumplía los acuerdos", subrayó.
"En estos días lo tuteé por primera vez (a Pichetto). Era dura la conversación, pero muy respetuosa. Lo que nosotros tenemos que lograr es la estabilidad del sistema. Para la república, para la sostenibilidad, yo siempre dije 'el Presidente tiene que elegir su vicepresidente como tiene que elegir y mantener a su jefe de Gabinete, Marcos Peña', remarcó "Lilita" y le arrancó una ovación al público.
Después de una hora de show, Carrió se levantó de su sillón, caminó hasta el frente del escenario y saludó de a uno a los dirigentes de la primera fila: desde Mario Negri hasta Maximiliano Ferraro. Pero al primero que le extendió la mano fue a Peña, que aprovechó el tumulto para salir rápido por la puerta de atrás.
Entre sus predicciones, el misticismo, sus definiciones de la política, sus críticas a la corrupción K y sus recuerdos de militancia, la líder de la Coalición dijo que se retira "para que los demás crezcan".
Pero enseguida retrucó: "Lo que diría es que no me voy a ir nunca, ni siquiera cuando me muera, porque me voy a convertir en un fantasma".