Los jóvenes fueron fuertemente perjudicados por la crisis, en especial los de menores recursos, doblemente asediados por la debacle de variables macroeconómicas determinantes en el nivel de vida y el recorte de planes clave como el Progresar, otrora universales y hoy meritocráticos.
Prácticamente ningún segmento social queda exento a las exequias de la economía argentina generadas por la crisis prologanda que atraviesa el país desde hace más de un año.
Los jóvenes fueron también perjudicados, en especial los de menores recursos, doblemente asediados por la debacle de variables macroeconómicas determinantes en el nivel de vida, como salario, empleo (en especial crecimiento del desempleo y altos niveles de precariedad para aquellos que sí trabajan) y una inflación que no cesa de limar el poder adquisitivo.
Un repaso por la evolución del Programa Progresar, plan implementado en 2014 destinado a respaldar estudiantes de Argentina y que tenía por fin garantizar una transferencia monetaria a las y los jóvenes entre 18 y 24 años que estudiaran y cuyo hogar no recibiera más de un salario mínimo.
Desde el Centro de Economía y Política Argentina (Cepa), elaboraron un breve resumen que grafica los vaivenes del Programa entre abril de 2015 y febrero de 2018. El mismo muestra que el monto de la beca estuvo congelado y los beneficiarios y universidades denunciaron bajas arbitraras en el beneficio, aunque la cantidad de perceptores se recuperó en el segundo semestre de 2017.
En febrero de 2018 se anunció la renovación transformando el Plan de un sistema de beneficios universales para estudiantes de bajos recursos, a un sistema de becas basado en el mérito académico. Esta modificación tuvo un sensible impacto en la cantidad de beneficiarios del Programa.
Ya en 2019 y luego de la corrida del dólar post elecciones primarias que tuvo impacto en los precios, el Presidente Mauricio Macri anunció un aumento de 40% en el monto de becas del Programa.
Finalmente, el 9 de octubre de 2019 el Presidente, en plena campaña electoral, anunció por Twitter “Vamos a enfocar las becas en las áreas que necesita el país. Los nuevos ingresos a las Becas Progresar pasarán a ser solo en las carreras prioritarias. También vamos a premiar a los estudiantes que aprueben primer año con las materias al día. #PropuestasNuevaEtapa”.
DETALLES DEL AJUSTE
La cantidad de jóvenes dentro del programa Progresar se redujo sensiblemente desde 2018, año en que se implementa la propuesta de Becas Progresar. La cantidad promedio de beneficiarios, en 2015 registró 724.439 jóvenes, 816.006 en 2016 y 776.668 en 2017, mientras que en el mismo periodo de 2019 se registraron sólo 423.926. Ello representa una caída del 48% en la cobertura del programa respecto de 2016 y de 42% respecto de 2015.
Además de esa reducción, la inflación ha hecho mella en el valor de la beca. Si en 2015 el promedio de poder adquisitivo de la beca (que en valores nominales alcanzaba los $900) era (hipotéticamente) de $100, en 2016 se redujo a sólo $78 y a $61 en 2017.
Con la modificación del Programa en 2018 y el aumento de la beca, el monto se recupera hasta $73 en el caso de Nivel Universitario y Terciario Estratégicas para primer año, a $65 en el caso del Nivel Universitario y Terciario Generales para primer año y a $ 51 en el caso de nivel Obligatorio y Formación Profesional, pero vuelven a perder de manera sensible en 2019 alcanzando sólo $54 en el caso de Nivel Universitario y Terciario Estratégicas para primer año, a $48 en el caso del Nivel Universitario y Terciario Generales para primer año y a $38 en el caso de nivel Obligatorio y Formación Profesional.
Es decir, además del recorte a la mitad en las cantidades de beneficiarios, el ajuste en poder adquisitivo va del 45% (en el caso del Nivel Universitario y Terciarios Estratégicos) hasta el 62% en el caso de los niveles Obligatorio y de Formación Profesional.
¿Cuál ha sido el impacto de ese aumento del 40% anunciado en agosto último en términos reales? El aumento para diciembre de 2019 sólo recupera los niveles de poder adquisitivo de marzo de 2019, que ya se encontraban devaluados respecto del poder de compra de 2015. Por ende el aumento de 40% no logra siquiera recuperar lo perdido bajo la gestión Cambiemos.
Del mismo modo que se observó la pérdida de poder adquisitivo de la beca individual, la inflación ha retraído las transferencias del estado en términos reales destinadas al Programa. Esas transferencias reales constituyen la masa del gasto en función de la cantidad de becas cubiertas y el ingreso existente por cada una: en cada año del macrismo -de 2016 a 2019- no sólo hay pérdida de poder de compra sino a la vez, la reducción en la cantidad de becas.
Solamente en 2016 hubo un leve aumento en las becas promedio, pero la caída real de los ingresos por las becas fue tan brusca que el monto total transferido en términos reales es más bajo que en 2015. Si en 2015 el promedio del presupuesto en términos reales de las transferencias anuales alcanzaba el equivalente a $100 (fue de $4.115 millones nominales), en 2016 se redujo a sólo $88 y a $77 en 2017.
Con la modificación del Programa en 2018 y el aumento del monto de la beca, el monto agregado no se recupera, dado que cae la cantidad de becarios, y suma el equivalente a $65 y a sólo $40 en 2019.
CONCEPCIÓN MERITOCRÁTICA
La transformación del programa no solo se acota a variables cuantitativas, sino que se observa una profunda reformulación de sus objetivos y alcances durante la gestión de Cambiemos (2015-2019). El Plan Progresar había sido planteado originalmente como un beneficio «puente» para familias que cobraban la AUH o tuvieran ingresos bajos (se orientaba a poblaciones vulnerables).
El objetivo era permitir que cuando los hijos continuaran o retomaran los estudios y antes que se insertaran en el mercado laboral, el grupo familiar no dejara de percibir un ingreso como la AUH o el Salario Familiar por el hecho de que el hijo cumpliera los 18 años. «Progresar fue lanzado como un derecho, de allí su espíritu universal, que hoy se quebranta», expresa el documento de Cepa.